ROMANOS 6: BAUTISMO EN CRISTO
En Romanos 6, el concepto de bautismo que Pablo presenta
puede ser entendido de manera más profunda como una experiencia espiritual que
ocurre en el momento de la conversión, más allá del acto simbólico del bautismo
en agua. Esta interpretación sugiere que los creyentes son
"injertados" en Cristo, lo cual es un proceso espiritual y
experiencial que se produce cuando una persona decide seguir a Cristo y
aceptarlo como su salvador.
El bautismo mencionado en Romanos 6 es una profunda
experiencia espiritual que ocurre en el momento de la conversión,
distinguiéndose del bautismo en agua que es tiene un carácter de simbólico.
Esta diferenciación es crucial para comprender la teología de Pablo sobre cómo
los creyentes entran en una nueva relación con Cristo.
Pablo describe el bautismo en Romanos 6 como un "ser
injertados en Cristo". Esta imagen sugiere una unión orgánica y permanente
con Cristo, similar a cómo una rama es injertada en un árbol, comenzando a
compartir su vida y sustento. En el contexto de la conversión, esto implica que
el creyente es espiritualmente unido a Cristo en su muerte y resurrección. Este
no es un evento que se simboliza solo externamente por el agua, sino un cambio
interno y transformador que se realiza por el Espíritu Santo.
El concepto de "ser injertado en Cristo"
espiritualmente hablando, implica que, en el momento de la conversión, el
creyente es incorporado en la vida, muerte y resurrección de Jesús el Cristo.
No es simplemente un acto externo de inmersión en agua, sino una transformación
interna profunda. Al aceptar a Cristo, el creyente se sumerge en todo lo que Él
es y todo lo que ha hecho. Esto incluye morir al pecado y resucitar a una nueva
vida de rectitud que hace posible vivir una vida de santidad.
Cuando Pablo habla de ser "bautizados en Cristo
Jesús" y "bautizados en su muerte" (Romanos 6:3), se refiere a
una experiencia espiritual donde el antiguo yo, dominado por el pecado, es
crucificado con Cristo. Esto no es algo que el agua pueda efectuar; es una obra
del Espíritu que marca el inicio de la vida cristiana. A través de este
bautismo de carácter espiritual, el creyente es liberado del poder del pecado.
y capacitado para vivir una nueva vida como resultado de la resurrección y la
vida de Jesucristo.
Cuando Pablo habla de ser "bautizados en Cristo" y
"bautizados en su muerte" (Romanos 6:3), está describiendo un cambio
radical e íntimo que ocurre en el interior del creyente. Este cambio no es
meramente un acto externo o una declaración pública, sino una transformación
espiritual real que implica una unión mística con Cristo. Al ser injertados en
Cristo, los creyentes comparten su muerte al pecado y su resurrección a una
vida nueva. Esto significa que, en el momento de la conversión, el dominio del
pecado sobre la vida del individuo es quebrantado, y comienza una nueva
existencia caracterizada por la rectitud y la vida en el Espíritu.
Esta comprensión del bautismo como un evento espiritual y
experiencial en el momento de la conversión enfatiza la realidad de la
transformación interna, más allá de la representación simbólica del bautismo en
agua. El bautismo en agua sigue siendo un acto importante y un mandamiento de
Cristo, pero es el bautismo en Cristo realizado por el Espíritu el que efectúa
la verdadera unión con Cristo y la renovación espiritual que Pablo describe en
Romanos 6.
Pablo utiliza el lenguaje del bautismo para describir esta
experiencia porque es un punto de transición claro: así como el bautismo en
agua representa visualmente la muerte al viejo yo y el nacimiento a una nueva
vida, el bautismo espiritual en Cristo marca la real y efectiva muerte del creyente
al dominio del pecado y el comienzo de una vida bajo el señorío de Jesús
Así, el bautismo en Romanos 6 no se limita a ser un mero
simbolismo realizado a través del agua, sino que es principalmente una
experiencia vivencial donde el creyente se une realmente a Cristo, compartiendo
su muerte y resurrección, lo cual redefine completamente su identidad y su
camino espiritual.
Además, mientras que el bautismo en agua sirve como un
testimonio público de fe y un símbolo de purificación, el bautismo descrito en
Romanos 6 es una experiencia interna y transformadora que ocurre en el momento
de la conversión, donde el creyente es efectivamente "injertado" en
Cristo, compartiendo Su muerte y Su resurrección. Esta experiencia es esencial
para entender la identidad y la vida del creyente como una nueva creación,
completamente integrada y viva en Cristo.
Este bautismo es una realidad espiritual que marca el inicio
de la vida cristiana; es el momento en que, por el poder del Espíritu Santo, el
creyente es hecho parte del cuerpo de Cristo. No es simplemente un cambio
externo, sino un cambio interno y profundo de identidad y orientación de vida.
En este sentido, el bautismo en Romanos 6 se presenta como una experiencia
espiritual intensa y fundamental en el momento de la conversión, que establece
una nueva relación dinámica y vivencial con Dios a través de Cristo.
Romanso 6;23
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