El Trono de Gracia: Revelando la Verdad sobre la Propiciación Divina


En las páginas sagradas de las Escrituras, la Revelación Divina despliega la esencia de Dios. Desde Éxodo 34:6, donde se proclama la rectitud, misericordia y paciencia de Jehová, hasta el corazón del evangelio centrado en Jesucristo, este escrito busca desentrañar malentendidos arraigados. Desde la rectitud divina hasta la verdad sobre la propiciación, exploramos las capas de percepciones erróneas. Enfocándonos en el Trono de Gracia, desvelamos la realidad transformadora de la propiciación, contrarrestando la distorsión que oscurece a un Dios de misericordia. Una búsqueda de verdad que invita a la reflexión profunda, revelando la esencia divina de rectitud, paciencia y misericordia.

La Revelación Divina

En las Santas Escrituras, Dios se revela a sí mismo como el Dios de rectitud, misericordia, compasión, fidelidad y de gran paciencia (Éxodo 34:6: "Pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en benignidad y verdad.") Estas palabras describen la esencia de Señor y son fundamentales para comprender la naturaleza de Dios, pero es esencial analizarlos a la luz del evangelio, que proclama la obra redentora de Jesucristo.

El Corazón del Evangelio

El corazón del evangelio radica en la verdad de que Jesús es el Cristo, el Mesías prometido, quien murió y resucitó conforme a las Escrituras (1 Corintios 15:3-4). La carta a Los Hebreos resalta cómo Jesús se ha sentado en la majestad en las alturas, en el trono de Gracia (Hebreos 1:3, Hebreos 4:16). Esta exaltación de Cristo subraya la magnitud de su obra redentora y su papel central en la reconciliación entre Dios y la humanidad.

Rectitud de Dios

Es crucial reconocer cómo el mundo ha distorsionado la comprensión de la rectitud de Dios, su relación con la ira divina y la significancia del Propiciatorio. La rectitud y/o justicia de Dios no debe ser entendida a partir de la venganza o del castigo, como erróneamente interpreta el mundo. En cambio, las Escrituras revelan que la justicia de Dios, expresada por términos como "righteousness," en inglés, "dikaiosune" en griego y "Tsedaka," en hebreo, está intrínsecamente ligada a la lealtad y fidelidad en la relación que Dios tiene consigo mismo y con los suyos.

En su esencia, la justicia de Dios es la fidelidad de Dios a sus promesas y a la relación que ha establecido con su pueblo (Números 23:19, Salmo 89:14). Este Dios eterno, fiel y justo, cumple sus promesas por amor a sí mismo, actuando con coherencia y lealtad. La justicia divina, por lo tanto, no se trata de venganza, sino de la coherencia entre las palabras y los actos de Dios, lo cual resulta en la salvación y redención de aquellos a quienes Él ha llamado.

Es esencial entender que la venganza de Dios, aunque justa, no define su justicia. La justicia de Dios se manifiesta en la fidelidad a sus promesas, y su actuar está en armonía con su carácter y su amor. Satanás ha desvirtuado este concepto, sustituyendo la rectitud y/o justicia de Dios con la venganza y la ira santa, generando confusión respecto a la comprensión correcta de la justicia de Dios.

¿Una Satisfacción de la Ira de Dios es Bíblica?

Por otra parte, el engaño sutil de Satanás ha permeado la comprensión errónea de que la ira de Dios necesita ser satisfecha. Sin embargo, al examinar detenidamente este concepto de "satisfacción de la ira," es notable que la palabra "satisfacción" no se encuentra en relación con "ira" en ninguna parte de la Biblia. No hay una correlación directa entre estas dos palabras, y es esencial recordar cómo Dios mismo se define, ya que distorsionar el significado de las palabras que definen a Dios afecta directamente nuestra comprensión de Su esencia.

El Señor mismo se autodefine como un Dios "tardo para la ira" (Nehemías 9:17), y en ninguna parte de las Escrituras se enseña que la ira de Dios deba ser satisfecha. La noción de satisfacer la ira de Dios es una enseñanza proveniente del mundo pagano, donde los dioses exigían dicha satisfacción. Sin embargo, este concepto no tiene respaldo bíblico.

La idea de la "satisfacción de la ira" va en contra de la revelación divina acerca de la paciencia y longanimidad de Dios. Satanás ha introducido sutilmente en nuestras teologías la idea de que nuestro Dios demanda satisfacción de Su ira, aunque la verdad bíblica contradice esta distorsión. Nuestro Dios es un Dios tardo para la ira, un Dios de gran paciencia, y no demanda satisfacción, como lo proclaman erróneamente algunas enseñanzas.

El Propiciatorio

El propiciatorio, identificado como el lugar donde se realizaba la propiciación, es una pieza clave en este entendimiento. La palabra "propiciatorio" se compone de "propicio" y "torio," y puede traducirse como "lugar propicio" o "lugar de refugio." Este término señala hacia el lugar donde, en el momento más crítico y necesario, las personas encuentran refugio y ayuda. En este contexto, el propiciatorio es el lugar de ayuda y misericordia del necesitado.

Los hebreos tradujeron la palabra "propiciatorio" del hebreo Kafar al griego como "Hilasterion." Este término está compuesto por "ileos," que significa misericordia o gracia, y "terion," que se traduce como lugar. En la carta a Los Hebreos, el propiciatorio es referido como el Trono de Gracia (Hebreos 4:16). Esta designación arroja luz sobre la verdadera naturaleza del propiciatorio: un lugar de gracia y misericordia, donde los necesitados encuentran refugio y ayuda en el momento oportuno. En lugar de satisfacer una ira divina, este Trono de Gracia revela la disposición de Dios para mostrar misericordia a aquellos que buscan refugio en Él.

El propiciatorio, originalmente ubicado en el Lugar Santísimo, era parte integral del Arca del Pacto en el Antiguo Testamento. Esta arca, construida con madera y recubierta de oro, poseía una tapa de oro macizo con dos querubines alados cuyas alas se extendían hacia el centro. Esta tapa, con los querubines, era el propiciatorio. En el Lugar Santísimo, detrás del Lugar Santo, se encontraba este sagrado objeto.

En el hebreo, no existe el superlativo, por lo que en lugar de llamarlo "Santísimo," se le denomina "Santo Santo." Era en este Lugar Santísimo que el propiciatorio ocupaba su posición. Este propiciatorio era, en esencia, el trono mismo de Dios. Sin embargo, para comprender plenamente su sentido y significado, es necesario recordar que el verdadero trono de Dios está en los cielos.

La Propiciación en el Trono de Gracia

Entonces, ¿dónde está el verdadero propiciatorio? El propiciatorio, según la carta a los Hebreos, se denomina el "Trono de Gracia" (Hebreos 4:16). Este trono de gracia, el verdadero propiciatorio, está en los cielos. Es fascinante observar que Cristo se sentó en este trono de gracia por su propia sangre. Aquí, el término "Trono de Gracia" toma un significado profundo, revelando el acto redentor de Cristo al sentarse en ese trono mediante su sacrificio en la cruz.

Contrariamente a la idea común, la propiciación no ocurrió en la cruz, sino cuando Cristo se sentó en el Trono de Gracia. Fue en este momento trascendental que llevó consigo a una gran comunidad de aquellos que son suyos, proporcionando así una libre entrada ante el mismo trono de Dios para quienes creen en Él. Este acto va más allá de la muerte de Jesús en la cruz; es la consumación de la redención en el Lugar Santísimo celestial, en donde la sangre derramada por Cristo garantiza nuestra reconciliación y acceso directo a la presencia de Dios.

La distorsión perpetrada por Satanás en torno a la propiciación es evidente cuando preguntas a alguien sobre su significado. Muchos afirmarán que la propiciación es la satisfacción de la ira de Dios, pero ya hemos establecido que esta perspectiva es equivocada, dado que Dios es tardo para la ira. La confusión radica en que la mayoría mira la propiciación como un evento que tuvo lugar en la cruz, pero la realidad es que la propiciación se lleva a cabo en el propiciatorio, el cual se encuentra en el cielo mismo, donde Cristo se sentó.

La Verdad sobre la Propiciación

La propiciación, en esencia, implica ser beneficiarios de esta realidad y ser cubiertos por las alas de la misericordia del Señor. Para los hebreos, el Propiciatorio, también conocido como Hilasterión o Kaforet, era el lugar donde encontraban misericordia y refugio bajo las alas de la misericordia divina.

Distorsión de Satanás

Hablar del Propiciatorio es hablar del lugar donde se encuentra la misericordia. Decir que allí se ha hecho propiciación implica reconocer que Dios nos ha concedido misericordia y que, a través de ella, somos cubiertos por Sus alas. Este concepto nada tiene que ver con la supuesta satisfacción de la ira de Dios. Satanás ha distorsionado astutamente el sentido original y definitorio de la esencia de Dios en nuestras mentes. La verdad es que Dios es un Dios de Misericordia, y Su verdadero Hilasterion o Kaforet es realmente el Trono de Gracia en los cielos.

Conclusión

En la travesía a través de la Revelación Divina, hemos desvelado las capas de malentendidos que oscurecen la esencia de Dios. Desde la rectitud proclamada en Éxodo hasta la verdad revelada en el Trono de Gracia, hemos desafiado percepciones erróneas arraigadas. La propiciación, lejos de ser una satisfacción de la ira divina, se revela como el refugio de misericordia bajo las alas de Dios. En este viaje, redefinimos nuestra comprensión de justicia, despojándola de la venganza tergiversada. Al abrazar la verdad, reconocemos a un Dios tardo para la ira, un Dios de fidelidad y amor inquebrantables. En la luz de esta Revelación, hallamos un llamado a la reflexión y a abrazar la verdadera esencia del Creador.

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