EXPIACIÓN, REDENCIÓN Y EL YOM KIPUR

 La interpretación que he mencionado conecta en las anteriores publicaciones profundamente con los rituales y simbolismos del Antiguo Testamento, particularmente con el Yom Kipur (Día de la Expiación), y cómo estos encuentran su cumplimiento en la obra de Cristo según el Nuevo Testamento. Esta conexión es central para entender cómo los primeros cristianos y los autores del Nuevo Testamento vieron a Jesús como el cumplimiento de las esperanzas y promesas del Antiguo Testamento.


En el Yom Kipur, el sumo sacerdote entraba al Lugar Santísimo (donde estaba el propiciatorio, o Mercy Seat, sobre el Arca del Pacto) para hacer expiación por los pecados del pueblo de Israel. Este era el único día del año en que el sumo sacerdote podía entrar a esta área santísima, y lo hacía con sangre de animales sacrificados para rociarla sobre el Mercy Seat como expiación por los pecados (Levítico 16).


La "propiciación" en el contexto cristiano se refiere a la obra de Cristo, quien, a diferencia de los sumos sacerdotes que debían repetir sacrificios año tras año con sangre que no era la suya, entró una vez y para siempre al lugar santísimo celestial, no con la sangre de cabras o terneros, sino con su propia sangre, logrando una redención eterna (Hebreos 9:12). Esto indica que Cristo no solo cubrió temporalmente los pecados, sino que los eliminó por completo, restaurando la relación entre Dios y la humanidad.


En este acto de entrar al lugar santísimo celestial con su sangre, Jesús se presenta ante el "trono de la gracia" (Hebreos 4:16), que es el verdadero Mercy Seat. Aquí, los creyentes son invitados a acercarse con confianza para recibir misericordia y encontrar gracia en tiempos de necesidad. Este trono de gracia es una representación del cielo mismo, donde Dios reina en su gloria y donde los creyentes tienen su hogar final y eterno.


La sangre de Cristo, por tanto, debe entenderse desde esta perspectiva del rito del Yom Kipur, pero con la diferencia significativa de que es un sacrificio perfecto y completo que no necesita ser repetido. La sangre de Jesús no solo limpia externamente, sino que purifica la conciencia del creyente de obras muertas para servir al Dios vivo (Hebreos 9:14).


La "redención", en este marco, es entonces vista como el regreso al hogar celestial, a la presencia de Dios, donde los creyentes son recibidos y envueltos por la misericordia de Dios, asegurados por la obra propiciatoria de Cristo. Esto se refleja en el lenguaje de redención usado en el Nuevo Testamento, que resuena con temas de liberación, retorno y restauración a un estado ideal—no solo como individuos, sino como parte de un pueblo redimido y reunido en la presencia de Dios.


Así, la obra de Cristo conecta el antiguo ritual judío con la nueva realidad cristiana, cerrando la brecha entre el Dios santo y su pueblo pecador, y abriendo el camino a un hogar eterno en su presencia.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Progresismo Evangélico vs la Verdad del Evangelio

Explorando la Justicia Divina: Un Análisis Detallado de 'Dike' y 'Dikaiosune' en la Septuaginta y su Conexión con Rectitud, Fidelidad y Misericordia en el Antiguo Testamento

El Significado de ἐξιλάσεται desde la Perspectiva de Gracia y Misericordia