Bautismo en Cristo y Justificación: Revisitando Romanos 6 en el Contexto de la Reforma

 La Reforma del siglo XVI, liderada por figuras como Martín Lutero, Ulrico Zuinglio, Juan Calvino y los primeros anglicanos, marcó un punto de inflexión en la historia del cristianismo occidental. A pesar de sus significativas contribuciones a la teología cristiana y su énfasis en la sola Scriptura, la sola fide, y la sola gratia, uno de los aspectos más controvertidos de este movimiento fue su postura respecto al bautismo, en particular, su oposición al bautismo de creyentes adultos, lo que llevó a una persecución implacable de los anabautistas y posteriormente de los bautistas separatistas en Inglaterra. Esta resistencia hacia el bautismo adulto sobre la base de la fe personal no solo refleja una tensión teológica sino que también reveló una interpretación particular de las Escrituras, especialmente en lo que concierne a textos como Romanos 6.

Romanos 6 es un pasaje crucial para entender la naturaleza del bautismo en Cristo en relación con la muerte y resurrección de Cristo. Sin embargo, la postura casi alérgica de los reformadores hacia el bautismo de adultos por fe parece haber limitado su capacidad para analizar profundamente las implicaciones de este capítulo, particularmente la distinción entre el bautismo en agua y el bautismo en Cristo. Este último, según el apóstol Pablo, implica una participación real en la muerte y resurrección de Cristo: al ser bautizados en Cristo en el momento de su conversión, los creyentes mueren como esclavos del pecado y resucitan a una nueva vida como esclavos de la justicia de Dios (Romanos 6:3-4).

La insistencia de los reformadores en el bautismo infantil como norma dentro de la nueva ortodoxia protestante les habría llevado a evitar una interpretación seria de Romanos 6 de esta manera no se logró una sana comprensión del bautismo en Cristo como una realidad espiritual experimentada por el creyente. Esta limitación interpretativa tuvo importantes consecuencias teológicas, especialmente en lo que respecta a la doctrina de la justificación.

La doctrina de la "imputación de la justicia de Cristo" se convirtió en un pilar de la teología protestante, explicando cómo la justicia de Cristo se cuenta a favor del creyente por la fe. Sin embargo, una lectura atenta de Romanos 6 sugiere que la justificación y la santificación son experiencias profundamente relacionadas con la participación del creyente en la muerte y resurrección de Cristo a través de la fe. En este marco, la justicia de Dios se manifiesta no solo como un atributo contabilizado al creyente sino como una realidad transformadora experimentada en la unión con Cristo.

Este enfoque en la participación real de un bautismo en Cristo hace que la metáfora de la imputación no sea estrictamente necesaria para explicar la justificación del creyente. Al morir como esclavo del pecado en Cristo y resucitar a una nueva vida en Cristo como esclavo de la justicia de Dios, el creyente experimenta una justificación resultante de la resurrección de Cristo (Romanos 4:25) que es tanto una atribución de Justicia por parte de Dios por medio de la fe (Romanos 4:6) como una transformación ontológica de su ser ("antes eran" 1 Cor 6:12). Esto lleva a una comprensión más integral de la salvación, donde la justificación es vista como resultado de la resurrección de Cristo.

El bautismo en Cristo, por lo tanto, es la realidad espiritual de ser incorporado en Cristo, muriendo al viejo yo que era esclavo del pecado y naciendo a una nueva vida caracterizada por la esclavitud a la justicia de Dios. Esta comprensión resalta la centralidad de la fe y la unión con Cristo en la experiencia cristiana, invitando a los creyentes a vivir en la realidad de esta transformación.

En conclusión, mientras que la Reforma aportó correcciones necesarias y valiosas a la teología y práctica de la iglesia de su tiempo, su postura hacia el bautismo de creyentes adultos y la interpretación de pasajes clave como Romanos 6 revelaría limitaciones en su comprensión de la justificación como resultado de la resurrección (Romanos 4:25). Redescubrir la riqueza de estos conceptos a través de una lectura más abierta y profunda de las Escrituras puede ofrecer caminos renovados para comprender la fe cristiana y la experiencia de la salvación en Cristo. Al considerar el bautismo en Cristo como una participación en la muerte y resurrección de Jesús el Cristo, los creyentes pueden acceder a una comprensión más profunda de lo que significa ser justificados.


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