Perspectiva Cristiana: Un Análisis Crítico del Progresismo y sus Desafíos a la Luz de la Biblia



La iglesia evangélica no ha permanecido indiferente al surgimiento del progresismo en la era postmoderna. La mentalidad progresista se ha infiltrado de manera sutil en nuestra comunidad evangélica, adoptando la apariencia de ovejas, siendo lobos,  para sus propios propósitos.


En un mundo marcado por el progresismo, donde el poder se presenta como una moneda de cambio y aquellos considerados "perseguidos" son elevados como líderes genuinos, surge la necesidad de una reflexión crítica desde la perspectiva de un cristiano conservador. En este análisis, exploraremos cómo los enfoques progresistas, destinados a empoderar a grupos como LGBTQ+, indígenas, afrodescendientes y mujeres feministas (en oposición a mujeres no feministas), pueden ser cuestionados a la luz de los principios bíblicos.


Desde la perspectiva conservadora, la centralidad del poder en la agenda progresista plantea preguntas sobre el verdadero propósito de dicho poder y cómo puede convertirse en un ídolo. Contrariamente, la Biblia nos enseña que el poder debe ejercerse con humildad y servicio, ilustrado por Jesús al lavar los pies de sus discípulos (Juan 13:1-17). La búsqueda desmedida del poder puede apartarse de los principios fundamentales cristianos.


El progresismo aboga por que los "perseguidos" tomen el control en todas las esferas, ya sean políticas o religiosas. Sin embargo, desde una perspectiva bíblica, es relevante recordar las palabras de Levítico 19:15 (LBLA): "No harás injusticia en el juicio; no favorecerás al pobre ni complacerás al rico, sino que con justicia juzgarás a tu prójimo". Este pasaje nos llama a la imparcialidad y a un juicio justo, sin distinciones basadas en la posición social. La imposibilidad de la aplicación de la "justicia sustantiva" es clara en este versículo.


La promoción del liderazgo de los grupos respaldados por el progresismo puede resultar en la exclusión de otros, generando divisiones en lugar de la unidad que la Biblia promueve. Gálatas 3:28 destaca que "ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús". La igualdad en Cristo no se basa en privilegios específicos, sino en la identidad compartida como hijos de Dios, fruto de la fe en el Cristo resucitado.


Aunque el progresismo enfatiza la diversidad, la Biblia nos enseña que, a pesar de ser muchos, somos uno en Cristo. En 1 Corintios 12:12-27, se compara la Iglesia con un cuerpo, donde cada parte desempeña un papel esencial. En lugar de fomentar la competencia por el poder, se destaca la complementariedad y la humildad en la interacció de los miembros.


En conclusión, desde la perspectiva de un cristiano comprometido con vivir según las Escrituras, es crucial analizar de manera crítica los planteamientos del progresismo, incluso dentro de la comunidad evangélica, especialmente en su enfoque en el poder y los "perseguidos". La Biblia nos ofrece principios que nos instan a buscar la justicia, la unidad y la igualdad en Cristo, recordándonos que el poder debe ejercerse con humildad y servicio, y que la diversidad debe abrazarse en la unidad. En este análisis, se busca establecer claramente la dificultad de entablar cualquier tipo de diálogo entre estas dos visiones claramente opuestas.















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