La Sangre de Cristo en el Cielo y en la Cruz: Una Exploración a través de la Carta a los Hebreos
Introducción
El concepto de la propiciación, central en la teología cristiana, ha sido tradicionalmente asociado con la muerte de Jesucristo en la cruz, donde su sangre fue derramada como sacrificio por la humanidad. Sin embargo, la Carta a los Hebreos presenta una interpretación que desafía y enriquece esta comprensión tradicional, al sugerir que la verdadera propiciación se realizó no en la cruz, sino en el cielo, en el "Lugar Santísimo verdadero". Esta noción conlleva profundas implicaciones teológicas sobre el "cuándo" y el "dónde" de la redención obtenida por Cristo. Este ensayo explora estas dimensiones, utilizando pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento para argumentar cómo estos conceptos alteran nuestra comprensión de la obra redentora de Cristo.
La Tradicional Interpretación de la Propiciación
Tradicionalmente, la interpretación cristiana ha enfatizado que la "sangre" mencionada en el Nuevo Testamento, especialmente en los relatos de la Pasión, se refiere a la sangre que Jesucristo derramó en la cruz. Este acto se considera como la culminación de la expiación necesaria para la salvación de la humanidad. Versículos como Juan 19:34, donde se describe que sangre y agua fluyeron del costado de Jesús, han sido citados para subrayar la naturaleza propiciatoria de su muerte.
Interpretación de la Carta a los Hebreos
La Carta a los Hebreos, sin embargo, presenta una perspectiva que enriquece la mirada anterior. Según Hebreos 9:12, Cristo no entró a un santuario hecho por manos humanas, sino al mismo cielo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Este pasaje desplaza el foco del lugar de propiciación de la cruz terrenal al trono celestial, denominado el "Lugar Santísimo verdadero". Además, Hebreos 9:24 profundiza esta idea al afirmar que Cristo se ha presentado en el cielo por nosotros. Hebreos 9:12 menciona explícitamente que la redención eterna ha sido lograda no en el momento de su muerte física, sino en el Lugar Santísimo verdadero, es decir, en su ascensión y posterior entronización celestial.
El Concepto de Hilasterion en Romanos y Hebreos
El término griego "hilasterion", traducido habitualmente como "propiciatorio", aparece en Romanos 3:24-26 y en Hebreos. La Young's Literal Translation correctamente traduce "hilasterion" como "Mercy Seat", lo que refuerza la imagen del trono de gracia divina donde Cristo, a través de su sangre, completa la obra redentora. En Romanos, Pablo utiliza este término para explicar que Dios presentó a Cristo como propiciatorio mediante la fe en su sangre, sugiriendo que el acto de propiciación ocurre en el momento en que Cristo es entronizado y no meramente en su muerte física.
Implicaciones Teológicas de la Interpretación de Hebreos
La reinterpretación del "dónde" y el "cuándo" de la propiciación tiene profundas consecuencias teológicas. Primero, recalca la soberanía y la preeminencia del espacio celestial en la economía salvífica de Dios. Segundo, cambia nuestra comprensión temporal de la salvación: no se limita al momento de la crucifixión, sino que se extiende hasta la entronización de Cristo. Esto sugiere que la obra salvífica de Cristo es tanto un evento escatológico como histórico. En el Trono de Gracia en donde Cristo ha completado nuestra redención eterna.
Conclusión
En resumen, mientras la tradición cristiana ha enfocado la propiciación en la muerte física de Jesús y su derramamiento de sangre en la cruz, la Carta a los Hebreos amplía esta visión al ubicar la verdadera propiciación en el cielo, donde Cristo entra al "Lugar Santísimo verdadero" con y por su pueblo. Esta perspectiva no solo enriquece nuestra comprensión de la obra redentora de Cristo, sino que también enfatiza la continuidad y la completitud de su obra redentora, que culmina en su entronización celestial. Así, cada vez que Pablo y el autor de Hebreos hablan de la propiciación y la redención a través de la sangre de Cristo, se refieren a este acto trascendental y celestial que garantiza la redención eterna para todos los creyentes.
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